El uso de vehículos eléctricos resulta en un ahorro sustancial, dado que la electricidad es más económica que los combustibles fósiles. Además, el mantenimiento es hasta un 30% más accesible en los vehículos eléctricos, gracias a su diseño más simple.
Manejar un vehículo eléctrico ofrece un nivel de comodidad evidente. Aceleraciones ágiles y suaves, todo ello en un ambiente silencioso que promueve una conducción relajada.
El vehículo eléctrico no contamina cuando se usa. Al no utilizar carburantes fósiles, se produce una fuerte reducción de las emisiones de CO₂ y de los contaminantes atmosféricos a lo largo de su ciclo de vida. Las únicas emisiones proceden de la fabricación del vehículo y su batería.
un vehículo eléctrico es, en promedio, tres veces más barato de utilizar que un vehículo a combustión.
un gasto de mantenimiento reducido
A la hora de hablar de mantenimiento, tenemos que hablar de sencillez y reducción de costos y piezas a intervenir. Podemos mencionar ciertas piezas comunes entre un motor eléctrico y un térmico como: filtro de habitáculo, batería de 12 V, líquido de frenos y refrigerante.
Por su parte el filtro de aceite, las correas y las bujías no están en la lista de piezas que componen un vehículo eléctrico. Esta diferencia es la justificación de que el mantenimiento de un vehículo eléctrico es hasta un 30% más económico que el de un vehículo térmico (durante los tres primeros años).
La conducción de un vehículo eléctrico es una conducción dinámica, sin tirones ni vibraciones, sin olores y sin ruido del motor.
en el camino, sin ruidos
El motor eléctrico no hace ruido. Sin ruidos en el habitáculo, ¡una conducción tranquila que te permitirá disfrutar aún más de tu vehículo!
en el camino, con dinamismo
Los vehículos eléctricos te brindan un arranque eficiente y una aceleración más dinámica en comparación con los vehículos de combustión interna.
Una aceleración fluida y sin necesidad de cambios de marcha asegura una experiencia de conducción suave y placentera.
El vehículo eléctrico, que opera sin emisiones contaminantes durante su uso y se alimenta con energías renovables y baterías reciclables, representa el futuro de la movilidad.
Consumo
Cuando reducís la velocidad o te detenes, un vehículo eléctrico no consume energía, a diferencia de un motor de combustión que puede llegar a consumir hasta 1 L/H.
Además, gracias a la eficiencia de alrededor del 90% y su capacidad de recuperar energía durante la frenada, un motor eléctrico resulta considerablemente más económico en las numerosas situaciones de detención y arranque en caso de congestión de tráfico.
Emisiones
Ninguna emisión mientras está en uso. No expulsa CO2 ni contaminantes perjudiciales para la calidad del aire, lo que beneficia tu salud.
Durante los momentos de alta contaminación, podrás seguir conduciendo sin restricciones gracias a la etiqueta especial asignada a los vehículos eléctricos.
Segunda vida y reciclaje
Las baterías de vehículos eléctricos tienen múltiples etapas de vida. Comienza su segunda fase generalmente después de 10 a 15 años o cuando su capacidad cae por debajo del 70%. En esta etapa, se reutilizan, por ejemplo, para almacenar energía de aerogeneradores. Recién luego de este segundo uso, se procede al reciclaje de la batería eléctrica.
Una clara ventaja en comodidad. Suave, con una aceleración dinámica, sin ruidos ni vibraciones. Una transmisión "automática" que simplifica la conducción. En resumen, una experiencia de conducción más relajada y sencilla.
Consejo de seguridad adicional:
No emite ruidos, excepto cuando vas a menos de 30 km/h, momento en que el sistema de alerta para peatones emitirá un sonido para avisar a otros usuarios de la vía sobre tu proximidad.
Para elegir un automóvil eléctrico, se debe tomar en cuenta lo siguiente:
Si conduces mucho por autopistas, elige un vehículo con una mayor autonomía, ya que la velocidad aumenta el consumo de electricidad. Una autonomía amplia no es un factor de tanta importancia para un conductor que hace viajes cortos en áreas urbanas.
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